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Entrevista: Entendiendo la neurocirugía funcional

La neurocirugía funcional es un procedimiento médico para tratar los trastornos neurológicos crónicos que interrumpen las funciones o las capacidades cotidianas de un paciente.

Se relaciona con el tratamiento de varias afecciones, como dolores crónicos, trastornos del movimiento, enfermedad de Parkinson, temblores, espasticidad, problemas de la médula espinal, epilepsia, entre otras. Conversamos con el Dr. Alejandro Sosa Gallegos, jefe del Servicio de Neurocirugía en nuestro hospital, para entender mejor este procedimiento.


¿De qué se trata la neurocirugía funcional?

Esta ofrece una opción de tratamiento al paciente que tiene alguna patología neurológica, ya sea tanto de cerebro como de médula espinal —que abarca desde la columna cervical hasta la porción del hueso sacro—. Este padecimiento neurológico se puede trabajar, curar o tratar con neurocirugía funcional para obtener los mejores resultados.

En este tipo de procedimientos siempre se busca que no se sume una afección a la que ya tenía el paciente al iniciar tratamiento; si antes no podía mover el brazo, al terminar la cirugía ya pueda hacerlo. Se pretende promover una mejor funcionalidad; si el paciente no podía hablar previo a una cirugía, que pueda hacerlo al salir del quirófano. En suma, el objetivo es mejorar la función neurológica del enfermo. Y cuando esto no es inmediato, se puede planear a futuro. Quizá el paciente sale y sigue sin mover el brazo, pero ya no tiene el problema por el que ingresó. Entonces, conforme pasa el tiempo, empieza a recobrar movilidad, tanto que a veces lo recuperan ad integrum (íntegramente).

Para ello, trabajamos en conjunto con otros especialistas —no todo lo hace la neurocirugía funcional—: fisioterapeutas, neurólogos, neuropsicólogos, anestesiólogos, neuroanestesiólogos, neuroinstrumentistas, enfermeros, etc.

Otra de las tareas del neurocirujano funcional tiene que ver con la psicología del paciente; de hecho, muchas veces no se le pone atención a esa parte. Y claro, los familiares también hacen su parte al animar al enfermo.



¿Qué enfermedades específicas puede tratar?

En primer lugar está la epilepsia. Este padecimiento se puede operar, curar para siempre o al menos mejorar.

Con los tumores cerebrales también se puede utilizar la neurocirugía funcional, logrando una restricción más amplia, cuidadosa, milimétrica y con alto grado de perfectibilidad. También es útil para tratar tumores del tallo cerebral o de ganglios profundos que están en núcleos que controlan la vida —el latido cardiaco, la respiración, el estar despierto del paciente, etc.—. Se utiliza, igualmente, para detener hemorragias del cerebro o de cualquier tipo.

También funciona cuando existen lesiones difíciles de precisar, en las que, por más que se revisen las imágenes, junto con neurólogos, médicos internistas, reumatólogos y patólogos, no se pueda determinar qué es aquello que lastima a nuestro paciente. Entonces se le canaliza para atenderlo con estereotaxia.

¿Y qué se hace exactamente? Primero, una biopsia; se toma un pedazo de esa lesión que no sabemos qué es y se envía al laboratorio para estudio. Con este procedimiento, el paciente se va al otro día a su casa; tres días después un anatomopatológico nos dice de qué se trata el problema. Entonces, a partir de ahí, se direcciona el tratamiento que requiere el paciente.

También se emplea para tratar trastornos del movimiento, enfermedad de Parkinson, distonías, coreas, atetosis, temblores, etc. Todas estas variantes de movimientos anormales que un paciente pudiera presentar se pueden controlar con DBS (Deep Brain Stimulation), o estimuladores profundos en español. El punto es que todos estos trastornos del movimiento se pueden controlar.

También está el caso de los trastornos psiquiátricos, como el trastorno obsesivo compulsivo, el de alimentación o el de agresividad; en adicciones —también ya se está trabajando—, casos de obesidad e inclusive en los trastornos de la memoria, para los que ya se está empleando de igual forma DBS.

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¿Cuándo se convierte en una opción viable para el paciente?

En el momento en que los medicamentos ya no son suficientes para su control. Cuando el psiquiatra o el neurólogo determina que ha tratado al paciente con mucho medicamento no mejora.

También en los casos cuando la familia del paciente se hace cargo por completo de este; deciden que es momento de actuar para lograr mejoría más rápida y que su familiar logre reincorporarse a un ritmo de vida normal.


¿Qué equipos en específico proporciona Newro Spine para realizar una neurocirugía funcional?

Uno sería la estimulación eléctrica cortical. Así como podemos ver que se hacen electroencefalogramas con los chupones que se colocan en el cabello y en la piel, también está este tipo-estimulación, que se lleva a cabo directamente en el cerebro para que no haya margen de error. Nos basamos en ella para resecar la corteza cerebral y saber qué es lo que está ocasionando la epilepsia en el paciente.

También hay, por ejemplo, estimuladores vagales, que se utilizan mucho en los niños —igualmente, en adultos— para el control de las epilepsias difíciles y rebeldes. Esto consiste en un electrodo que se coloca en el nervio vago a nivel cervical. Va conectado a una pila y se enciende; con este procedimiento se busca que el paciente disminuya de manera muy importante su número de crisis epilépticas.

neurocirugía funcional
Foto: Centre Hospitalier de Luxembourg

Otro equipo interesante y muy utilizado en la neurocirugía, no solamente en la funcional, es la neuronavegación. Un sistema que, junto con la estereotaxia, revolucionó la práctica neuroquirúrgica, porque es la misma tecnología que utiliza la NASA, pero aplicada a la neurocirugía. Lo mismo que se utiliza en el quirófano se emplea con los satélites que rodean nuestro planeta para crear mapas. Eso mismo es la resonancia que uno le realiza al paciente, o la tomografía.

Basado en ese estudio previo o mapa, el médico, transoperatoriamente, se está guiando con la ayuda de un GPS para entender el cerebro del paciente. Actualmente, también ya se emplea un resonador transoperatorio dentro de la sala quirúrgica, al igual que tomografías transoperatorias. Y tenemos la microscopía, que ya le permite ver al médico la imagen en 4K, 8K o en 3D, para resecar o tratar alguna enfermedad del cerebro o de la médula espinal.

Foto del encabezado: Summes Murphey

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