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Entrevista: Tratando la espasticidad severa

En Newro Spine nos especializamos en cirugía de columna y en neurocirugía, y nuestro objetivo siempre es recuperar la calidad de vida de las personas. Los padecimientos que tratamos representan todo tipo de retos médicos, los cuales afrontamos con nuestra experiencia y los mejores equipos. La espasticidad severa, por ejemplo, es una afección que requiere conocimientos técnicos muy específicos e instrumentos especiales para poder tratarla. Nuestro hospital, por supuesto, cuenta con todo ello.

Para saber más sobre esta enfermedad y su tratamiento, platicamos con nuestro jefe de enseñanza, el Dr. Óscar Malo Macías, quien hace poco formó parte del equipo que realizó una rizotomía dorsal selectiva, la cirugía específica para lidiar con la espasticidad severa.


¿Qué es la espasticidad?

Es un trastorno en el cual algunos pacientes pueden desarrollar aumento en el tono muscular. Esto se da cuando alguna de las extremidades o los músculos presentan una contracción sostenida.


¿Qué implica que sea severa?

Esto es cuando algunos de los pacientes no responden a tratamientos iniciales, como pudieran ser la aplicación de bótox o de algún otro tipo de medicamentos, como baclofeno. Entonces requieran de algún tratamiento funcional.


¿Cuáles son los síntomas de la espasticidad severa?

El aumento en el tono del músculo puede llegar a ocasionar dolor intenso. Cabe destacar que la espasticidad puede ser originada por otras enfermedades, como la parálisis cerebral infantil, que es una de las causas más comunes. Se generan deficiencias en la comunicación entre el cerebro y el músculo, y eso da como resultado la espasticidad. En consecuencia, tener el músculo por tanto tiempo con tensión ocasiona dolor.

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¿Cómo afecta la espasticidad severa la calidad de vida del paciente?

El dolor es una de las causas más importantes por las que cualquier paciente va a consulta con cualquier médico. Pero cuando se vuelve intenso, y no mejora con tratamientos más convencionales, el paciente decide buscar otras opciones para aliviar el dolor.


¿Qué tipo de tratamientos existen? Tanto quirúrgicos como ni quirúrgicos.

El no quirúrgico se da hace medicamentos, como toxina botulínica; hay otros, como el baclofeno, que pueden ser por vía oral. Y hay algo que también se llaman bomba de baclofeno, aunque eso ya implica un tratamiento quirúrgico. Para pensar en una bomba de baclofeno, es necesario tener respuesta al tratamiento vía oral; y si ya no hay, entonces está la siguiente opción, que son los tratamientos quirúrgicos. En este caso me refiero a la rizotomía dorsal selectiva, cuyo objetivo es mejorar las condiciones de dolor.

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Rizotomía dorsal selectiva. Imagen: Journal of Neurosurgery


¿En qué consiste la rizotomía dorsal selectiva?

Se hace una ventana en una de las vértebras de la columna. Al entrar se identifica el saco de la duramadre —donde se encuentran las raíces terminales de la médula espinal— y se selecciona una de ellas, algunas raíces, y se separan entre motoras y sensitivas. A través de un estudio de neurofisiología, que mide la conducción y la transmisión del nervio, se identifican estas ramas sensitivas, y luego hay que seccionarlas. Con esto se alivia el dolor.

Lee también: ¿Qué tan efectiva es la endoscopía de columna?


¿Se trata de una cirugía de mínima invasión?

Sí, porque se hace con microcirugía, pero está más enfocado en la funcional. Pero sí, la podemos considerar como una cirugía de mínima invasión por los elementos que nosotros desarrollamos en el aspecto de la cirugía de columna.


¿Existe otro tipo de cirugía para tratar esta enfermedad?

La rizotomía es una cirugía funcional. Dentro de la neurocirugía, hay varios campos de experiencia, y la neurofuncional, en conjunto con la neurocirugía de columna, es la mejor opción; se trata de la herramienta para llevar a cabo este tipo de procedimientos.


¿Qué se necesita para llevar a cabo una intervención de este tipo? En cuanto a especialistas, equipo médico, instalaciones, etc.

La cirugía la realiza un equipo multidisciplinario, en donde entran un equipo de neurofisiología —neurólogos y rehabilitadores, con una subespecialidad en neurofisiología— y los neurocirujanos —con subespecialidad en columna y en neurocirugía funcional o pediátrica—. Y también está la terapia física y los neuroanestesiólogos. Básicamente, ese es el equipo humano. En cuanto al recurso material, están los equipos especiales, que van desde microscopios hasta los equipos de neuromonitoreo. Y claro, los elementos que se usan de forma más común para cirugías de columna.


¿Qué expectativas puede tener el paciente después de este tratamiento?

Generalmente, los pacientes que requieren este tratamiento ya tienen una afectación psicomotriz; entonces, su forma habitual de vida no es la que se conoce comúnmente en el medio laboral o familiar. Casi siempre son pacientes que dependen de alguien, y a eso debemos agregar el dolor. Entonces, se imposibilita mucho el funcionamiento familiar. Así que, insisto, el objetivo es aminorar el dolor.


¿Qué recomendaciones podrías dar para quien deba someterse a una cirugía para tratar para la espasticidad severa?

Primero, se tiene hacer una elección escrupulosa, ya que no todos los pacientes van directamente a este procedimiento. Por supuesto, esperamos que los pacientes mejoren con la toxina (botulínica) o el baclofeno, que aparte son difíciles de conseguir. De cualquier manera, esta opción, como parte de la neurocirugía funcional, es una buena herramienta para que los pacientes tengan opciones; no porque haya fallado un tratamiento significa que deban quedarse sin elementos para poder decidir por algún otro procedimiento. La neurocirugía funcional nos da esta posibilidad de acceder a tratamientos que puedan recuperar la calidad de vida.


¿Qué hay acerca de la rehabilitación después de este procedimiento?

El procedimiento conlleva estar hospitalizado un par de días para control postoperatorio, que se hace en todos los pacientes que se operan. Se manejan analgesia y antibióticos para evitar infecciones postoperatorias; también es necesario vigilar la evolución. Y al cabo de algunos días, el paciente podrá experimentar, paulatinamente, una escala de progresión de mejoría del dolor. La terapia física también ayuda. El objetivo final es mejorar la contractura y el tono muscular.

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Foto: Neurology Advisor

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